¿Sabes cuáles son los criterios de admisión en la Unión Europea?

La solicitud de adhesión no es sino el principio de un largo y riguroso proceso. El punto de partida oficial es la solicitud, que es siempre resultado de una relación bilateral ya muy arraigada con la UE. Una solicitud válida va seguida de una serie de procedimientos de evaluación que, en su caso, pueden culminar en una invitación a la adhesión. La rapidez del proceso depende exclusivamente del avance de cada país en pos de nuestros objetivos comunes.
La solicitud se remite al Consejo, que, oído el dictamen formal de la Comisión Europea, decide admitirla o no. Cuando el Consejo acuerda por unanimidad un mandato de negociación, pueden empezar las negociaciones formales entre el país candidato y todos los Estados miembros. Este paso no es automático: para que puedan entablarse las negociaciones, el país solicitante debe cumplir una serie de criterios básicos: “criterios de Copenhague”, introducidos en diciembre de 1993 con motivo del Consejo Europeo celebrado en la capital danesa, todo país candidato debe:
- tener instituciones estables que garanticen la democracia, el Estado de Derecho, los derechos humanos y el respeto de las minorías;
- tener una economía de mercado que funcione;
- asumir todo el Acervo comunitario y apoyar los objetivos de la Unión. Además, debe contar con una administración capaz de aplicar y gestionar la legislación de la UE en la práctica.
La UE se reserva el derecho de decidir cuándo un país candidato cumple estos criterios y cuándo está dispuesta a aceptar al nuevo miembro.
En 1995, el Consejo Europeo de Madrid precisa, además, que todo país candidato debe estar en condiciones de poner en vigor las normas y procedimientos de la Unión. Pero también debe crear las condiciones que permitan su integración, mediante la adaptación de sus estructuras administrativas. Porque, si es importante la incorporación de la legislación europea al Derecho nacional, lo es más aún su aplicación y cumplimiento efectivos a través de unas estructuras administrativas y judiciales adecuadas. Se trata de un requisito previo y una prueba de la confianza mutua en la que se basa la pertenencia a la UE.
Por su parte, la UE debe ser capaz de integrar a los nuevos países miembros: esto es, garantizar que sus instituciones y procesos decisorios sigan siendo eficaces y transparentes y que la Unión pueda seguir desarrollándose, aplicando políticas comunes en todos los campos y financiándolas de manera sostenible.